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El futuro de Foursquare se llama Pilgrim

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Foursquare

Ya han pasado ocho años desde que, allá por 2009, naciera una de las startups tecnológicas que más han dado que hablar. Hablamos de Foursquare, cuya historia ha estado sometida a los mismos vaivenes que una montaña rusa. En sus primeros tiempos, logró una enorme popularidad, con millones de usuarios haciendo check-ins en todo tipo de ubicaciones (tiendas y comercios, oficinas, monumentos públicos… incluso esquinas y domicilios particulares). Su original planteamiento, en el que la persona con más check-ins se convertían en los mayors de ese lugar, tomando el clásico sistema de recompensas de los juegos, y llevándolo a una app que servía, en un principio, para compartir tu ubicación con tus contactos.

Su problema, no obstante, es que los usuarios con el tiempo se fueron cansado de hacer check-in con Foursquare en cada lugar al que iban, por lo que a los pocos años de la puesta en marcha del servicio, una parte importante de ellos fue olvidándolo. Esto se hizo particularmente evidente cuando los mayors de algunas ubicaciones particularmente destacables terminaron abandonando el servicio, con la consiguiente renuncia a su «propiedad». También, en aquel momento, otros servicios que habían aparecido a la sombra del 4Sq, y que llevaban un paso más allá la experiencia de juego del servicio, empezaron a declinar y terminaron por desaparecer.

Desde aquel momento, la compañía en el algún momento, y en base a expectativas, llegó a ser comparada con Facebook en términos económicos, comenzó una complicada travesía por el desierto, que prácticamente se podría decir que ha durado hasta la actualidad. Con cada vez menos usuarios, tardaron algún tiempo en darse cuenta del impagable valor de los datos que generaban sus usuarios. Llegados a esa conclusión, y aún con la idea de empezar a rentabilizar ese volumen de información, la situación de Foursquare no mejoró demasiado, e incluso a finales de 2016 la compañía tuvo que aceptar una enorme rebaja en su valoración, lo que se tradujo poco tiempo después en la salida del entonces CEO, Jeff Glueck, que tuvo que ceder su sillón a Steven Rosenblatt, ya veterano empleado de la compañía.

Desde entonces, y con la presión de los inversores, la compañía ha trabajado para mejorar su rentabilidad. Ya en mayo del año pasado, llegó a un acuerdo de colaboración con Uber, y también ha suscrito colaboraciones con otros servicios, como por ejemplo Twitter, poniendo en marcha algunos servicios adicionales que, no obstante, no han supuesto un gran repunte en las cuentas de la compañía. Sin embargo, y tras no poco tiempo de espera, han llegado Pilgrim y su SDK. Su planteamiento es tan sencillo como interesante. Por una parte, Foursquare puede hacer check-ins automáticos (sin la intervención del usuario) y muy precisos, para así trazar no solo un mapa de todos sus movimientos, sino también sus patrones de consumo, una información que puede resultar muy interesante a terceros.

Y esa es la parte que cubre el SDK, puesto que permite que las apps de terceros puedan conectarse a Foursquare y, en base a los datos del usuario, presentarle recomendaciones totalmente personalizadas. Algo que podríamos asemejar a ir caminando por la calle y que, en un momento dado, alguien que te conoce y va contigo te dijera «Ey, mira esa tienda nueva de productos naturales, si entras conmigo te consigo un 5% de descuento». El desarrollo de Pilgrim es bastante complejo, y Foursquare lleva ya años trabajando en esta tecnología, pero el momento más esperado era éste, cuando su información se abriera a terceros. Ahora finalmente ha llegado y en cuestión de tiempo podremos comprobar si Foursquare es capaz de recuperar el prestigio y, obviamente, gran parte del dinero invertido.

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