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Mountain Graphite 17″, análisis

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Las estaciones de trabajo portátiles son productos destinados a un perfil de público muy exigente, que busca equipos capaces de rivalizar con soluciones de escritorio pero que tengan cierto componente de movilidad. Variables como el precio, el peso o la autonomía, críticos en otros segmentos, pasan aquí a un segundo plano en favor del rendimiento y la potencia como principales argumentos para convencer al consumidor.

La firma española Mountain lleva años perfilando su serie Graphite como una de las mejores opciones para los usuarios más avanzados y hemos tenido la oportunidad de analizar la última iteración de la serie. Estas son nuestras impresiones.

Las sorpresas durante la review de este Mountain Graphite 17 comenzaron durante el rutinario vistazo a la hoja de especificaciones: el equipo incorpora un procesador Intel Core i7 8700K (arquitectura Coffee Lake) idéntico a de las vesiones de escritorio, un punto de partida que nos sirve de referencia el reto técnico que plantea esta propuesta.

A nivel estético o de diseño, los cambios son mínimos. Es un equipo robusto y voluminoso, sin apenas concesiones estéticas (ni rastro de guiños al gaming) y con soluciones más orientadas a la resistencia y a la refrigeración que de cara a la galería. No debe ser un gran problema para el público objetivo al que va orientado, pero es justo reconocer que no es uno de sus puntos fuertes.

En términos de construcción, detectamos plásticos de alta calidad (un equipo de estas dimensiones y peso en acabado metálico sería una locura) y detalles interesantes como un sólido sistema de bisagras o refuerzos en los paneles de conexiones, muy importantes de cara al lago plazo.

En la parte posterior encontramos la toma de alimentación, HDMI y dos puertos DisplayPort, perfecto para escenarios multipantalla. Obviamente los laterales incluyen todos los puertos que podamos necesitar, incluyendo Ethernet, 3 USB 3.0, un Thunderbolt, lector de tarjetas y entradas y salidas de audio.

Músculo técnico en formato compacto

El interior del Mountain Graphite 17 es una auténtica exhibición tecnológica. La combinanción de un procesador Intel Core i7 8700, 16 Gbytes de memoria RAM DDR3 a 2.133 MHz y una SSD M.2 de 240 Gbytes de capacidad hacen volar a Windows 10 (el sistema operativo por defecto) y cualquier aplicación, incluyendo escenarios multitarea intensivos.

Una vez conectado a un par de monitores, las diferencias con un sistema de escritorio son mínimas, con la ventaja de que tenemos una solución transportable que solo necesita un cable para funcionar.

Del apartado gráfico se encarga una NVIDIA GTX 1070 con 8 Gbytes de memoria GDDR5 en exclusiva. Estamos ante una GPU que nada tiene que envidiar a la de un buen equipo gaming y que ofrece unos resultados fantásticos con cualquier software que demande potencia de cálculo, como suites de tratamiento de imágenes, aplicaciones de arquitectura, 3D y, obviamente, videojuegos.

Como cabía esperar, este Mountain Graphite 17 exhibe un potencial impresionante en pruebas sintéticas. A continuación, un breve resumen de los resultados:

En términos generales, estamos ante una de las máquinas más potentes que han pasado por el laboratorio. La CPU de Intel ofrece un rendimiento brutal y el resto de componentes están equilibrados para no crear cuellos de botella o problemas de compatibilidad.

No es un portátil «frío» ni especialmente silencioso. Aunque las fases de pruebas no son representativas de uso real (los test siempre somenten a un esfuerzo máximo al hardware) en nuestro día a día con el equipo hemos notado los ventiladores más de lo que esperado y zonas calientes en la parte superior del equipo. Desde nuestro punto de vista no es un problema grave teniendo en cuenta sus especificaciones, pero sí un punto a mejorar en futuras iteranciones.

Obviamente no podemos esperar gran cosa en términos de autonomía y resulta complicado superar las dos horas de uso normal lejos del cargador. De nuevo, es un tema que no debería ser crítico para el que busca esta potencia, pero nos parece justo comentarlo en el análisis.

El Mountain Graphite 17 ya está disponible desde 2.700 euros y es totalmente personalizable. El precio va en consonancia con lo que ofrece y está por debajo de otras alternativas. Es evidente que no tiene sentido compararlo con ninguna solución de sobremesa; el valor añadido de este equipo es poder llevar en una mochila casi todo el potencial de una estación de trabajo y es por ello por lo que pagamos un plus respecto a otras soluciones. Algo similar ocurre con variables como el peso, el tamaño o la autonomía, que deben relegarse a un segundo plano hablando de este tipo de equipos.

Sí pensamos que se debe pedir más en términos de diseño, no tanto desde el punto de vista estético (poco importante en entorno corporativo) sino en equilibrar una configuración tan potente con un sistema de refrigeración a la altura, eficiente y silencioso. Es en este punto donde más flojea este equipo y donde lo tiene complicado para competir con alternativas de Dell o HP, por citar un par de ejemplos.

En resumen, una workstation que destaca por una especificaciones espectaculares (con mención especial para el micro Intel, idéntico al que podemos ver en equipos de escritorio), buena conectividad y un rendimiento fantástico. En el lado negativo, hay margen de mejora en aspectos como la temperatura, el ruido y el diseño.

Me encargo de traer innovación y nuevo negocio al grupo TPNET. Además colaboro en varios de nuestros sitios como MC y MCPRO.

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