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El MIT trabaja en robots con capacidad de leernos el pensamiento

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El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), referencia mundial en cuanto a innovación tecnológica, está trabajando en un sistema para que los robots puedan leer la mente de los humanos, realizando las actividades que se les ordene, de una forma más sencilla.

Para ello, un equipo de científicos del Laboratorio de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial CSAIL del MIT e investigadores de la Universidad de Boston, está desarrollando un sistema de comentarios y críticas con el que un individuo pueda corregir fallos cometidos por robots sin que sea necesario moverse, decirles alguna palabra o tocarlos. Para ello sólo habrá que utilizar el pensamiento. Su objetivo es simplificar al máximo el proceso de supervisión y entrenamiento de robots utilizados en la navegación o la construcción para que lleven a cabo tareas que requieren una gran concentración.

La parte principal de este sistema es un conjunto de algoritmos de lenguaje máquina que utilizan datos procedentes de un equipo que monitoriza encefalogramas y registra la actividad cerebral de los humanos. Este sistema es capaz de clasificar ondas cerebrales producidas en un intervalo de tiempo muy escaso (entre 10 y 30 milisegundos), y ha conseguido identificar si una persona se da cuenta de cuándo un robot comete un error mientras realiza tareas de ordenación de objetos.

Por ahora, este sistema solo es capaz de gestionar actividades realizadas mediante una elección binaria, es decir, actividades que implican una respuesta de sí o no. Así, cuando un robot haga una elección, el humano que lo supervisa podrá indicar si está o no de acuerdo con la selección, solo pensándolo. Para conseguirlo no es necesario realizar primero un entrenamiento específico para pensar de una manera concreta, ya que la máquina puede adaptarse al humano supervisor del robot.

De cara a detectar cuándo un humano «piensa» que un robot se ha equivocado, el sistema busca señales cerebrales concretas, que reciben el nombre de «potenciales relacionadas con el error» (ErrPs), y que se generan únicamente cuando el cerebro reconoce un fallo. Son las que se usan para establecer si la persona está de acuerdo o no con las decisiones tomadas por el robot al que supervisa. Son muy débiles, por lo que el sistema tiene que tener un elevado grado de precisión, tanto para clasificar la señal como para agregarla al ciclo de control del operador humano.

Stephanie Gil, investigadora del CSAIL que ha tomado parte en la investigación, apunta al respecto que «si el robot no está seguro de su decisión, puede activar una respuesta humana para conseguir una respuesta más precisa. Estas señales pueden mejorar de forma notable la precisión, de cara a permitir el establecimiento de un diálogo continuo entre humano y robot a la hora de comunicarse sus decisiones«.

Tareas complejas

Además, dado que las señales ErrP han demostrado que pueden ser proporcionales a la magnitud del fallo cometido por el robot, el equipo de investigadores confía en que los sistemas desarrollados en el futuro con sus investigaciones como base podrán realizar tareas más complejas, como el control de aquellas que requieran un procedimiento de selección múltiple. Incluso podrían servir para que las personas que no son capaces de comunicarse verbalmente puedan hacerlo.

El equipo encargado de la investigación ha tratado ya de ir un paso más allá, con la detección de los errores secundarios, que son los que se dan cuando el sistema no percibe la corrección original de la persona que vigila lo que hace el robot. El sistema todavía no es capaz de reconocer estos errores en tiempo real, pero los investigadores esperan que su precisión mejore en un 90 por ciento cuando lo logre.

En el artículo que ha escrito la responsable de la investigación, la directora del CSAIL Daniela Rus, apunta a un futuro en el que podremos, como hemos comentado, controlar los robots con la mente: «Imaginad como sería poder decir al momento un robot que realice una tarea determinada sin tener que escribir una orden, pulsar un botón o decir una palabra. Con un enfoque como este mejoraría nuestra capacidad de supervisión de robots de una fábrica, de coches sin conductor y de otras tecnologías que ni siquiera hemos descubierto«.

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