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Intel se ve obligada a suspender la inauguración de las obras de la planta de Ohio

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Intel

Estados Unidos se embarcó en un proyecto muy ambicioso tras la última crisis de los semiconductores, y contó con Intel para sacar adelante un plan que le permitiera reducir la dependencia de países extranjeros para la obtención de ese «oro tecnológico».

Uno de los pilares más importantes de se proyecto era la conocida como Ley CHIPS que, en resumen, comprende la concesión de alrededor de 52.00 millones de dólares en subvenciones para construir plantas de fabricación de semiconductores en territorio estadounidense. Hasta aquí todo bien, y la verdad es que hay que recordar que estas subvenciones son perfectamente comprensibles, ya que construir una planta de fabricación de chips no solo requiere de una inversión enorme, sino que además genera riqueza y empleo.

Con eso en mente, está claro que dar subvenciones para crear plantas de fabricación de semiconductores es algo que no solo interesa al que las recibe, sino también al que las concede, pero parece que Estados Unidos no termina de ponerse de acuerdo en la aprobación de la Ley CHIPS, y por ello ha decidido Intel ha decidido suspender la ceremonia de colocación de la primera piedra de la fábrica que el gigante del chip tiene previsto construir en Ohio.

Dicha ceremonia estaba prevista para el 22 de julio. Dado que estamos todavía en junio, creo que está bastante claro que Intel ha decidido adoptar una postura cautelosa y dar margen suficiente al Congreso de Estados Unidos para que pueda alcanzar un acuerdo que conduzca, finalmente, a la aprobación de la Ley CHIPs. Si esto no llega a buen puerto, cosa que me parecería un error grave por parte de Estados Unidos, ya que los semiconductores son el «motor» del mundo moderno, el gigante del chip podría centrar sus esfuerzos expansivos en la eurozona, donde ya anunció una inversión de 33.000 millones de euros.

Pat Gelsinger ha sido clave en la decisión de Intel de seguir apostando por la fabricación de chips propios, una estrategia que estará complementada por la externalización de ciertos productos que, como ya hemos visto en ocasiones anteriores, se «cocinarán» en las fábricas de TSMC. Este enfoque me parece todo un acierto como ya comenté en este artículo hace unos meses, ya que permite a Intel maximizar la producción aquellos semiconductores que lo necesiten debido a una alta demanda, y le confiere una mayor flexibilidad y capacidad de respuesta.

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