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La tecnología ayuda a reducir los costes de la captura del CO2

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Las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera son muy perjudiciales no sólo para la salud, sino también para la atmósfera. Por lo tanto, hay que intentar reducirlas todo lo posible. La tecnología actual ya permite, con ciertas limitaciones, eliminar el 90 por ciento del CO2 que sale por las chimeneas de las plantas energéticas que utilizan carbón como fuente. Pero para poder implantarla hay que hacer frente a fuerte inversiones de dinero. Este es precisamente, según Associated Press, el mayor obstáculo para que el que se ha dado a conocer como el carbón limpio se convierta en una tendencia.

Varios expertos estadounidenses en energía aseguran que se han hecho avances en la aplicación de esta tecnología, pero también apuntan a que el sector energético del país necesita más créditos  y otros incentivos para que puedan hacer frente al gasto que implica su implantación. Según Brad Crabtree, vicepresidente de combustibles fósiles del Instituto Great Plains, «lo que tenemos ahora es un desafío de políticas públicas, o si lo prefieres, un desafío político. La siguiente fase es implementar esta tecnología a mayor escala y reducir el coste, lo que requiere un nuevo conjunto de leyes que van más allá de la investigación y desarrollo».

Estados Unidos, al igual que varios países más, ha reducido con éxito otras emisiones de contaminantes. Entre ellas, las de los sulfuros, el nitrógeno y el mercurio. Pero las emisiones de dióxido de carbono presentan un desafío mayor, porque hay muchísimas. Los generadores eléctricos de carbón y gas producen aproximadamente el 30 por ciento del generado por la actividad humana. Otras industrias, como la del cemento, la del acero, y la de fabricación de fertilizantes alcanzan entre el 20 y el 25 por ciento más. Los coches y las granjas también contribuyen notablemente a estas emisiones. Y es urgente reducirlas. John Thompson, de la ONG Clean Air Task Force, ha manifestado que no se puede limitar el aumento de las temperaturas en el planeta a dos grados centígrados sin frenarlas.

En el Congreso ya hay proposiciones en marcha al respecto, y hasta la fecha cuentan con 64 patrocinadores, tanto republicanos como demócratas. Estas proposiciones piden la elevación de los créditos fiscales a la captura del CO2, actualmente de entre 10 y 20 dólares por cada tonelada, hasta los 35 o 50 dólares. Sus partidarios quieren añadir esta propuesta a la propuesta actual de incentivos fiscales. Pero hay opiniones para todos los gustos al respecto. Mientras, el Consejo de defensa de los recursos naturales, al igual que otros grupos de protección del medio ambiente, defiende en primer lugar el uso eficiente de la energía, así como el cambio a fuentes renovables. Eso sí, no desdeña la captura del dióxido de carbono, a la que califica como «una herramienta útil para la lucha por la protección del clima«.

Mientras avanzan las leyes, también lo hace la tecnología de captura de CO2. Expertos de laboratorios federales de Morgantown y Pittsburgh citan como éxito un proyecto piloto de 13 megawatios en Colorado, y aseguran que van a poner varios más en marcha para 2020. Todo reduciendo el coste de la captura del carbono de 100 dólares por tonelada a 40 dólares. Sus investigadores también están desarrollando modelos informáticos para conseguir acelerar el paso de sus tecnologías de captura de CO2 del laboratorio a la industria, y confían en que sea posible conseguir que su adopción baje de los 20 o 30 años hasta los 10. Pero mientras tanto, irán cerrando varias plantas que utilizan el carbón como energía en Estados Unidos.

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