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Opinión

La transformación digital es sinónimo de Multicloud

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En muchas ocasiones, el canto de sirena de la transformación digital se ve reducido a «si desarrollas una aplicación, vendrán». Tendemos a simplificar y a trasmitir una imagen colorida e ideal de la realidad, con miles de clientes potenciales acudiendo alegremente a la llamada. Nada es tan sencillo. El nuevo escenario requiere la adopción de unos procesos y una base digital sobre la que operar.

Eso significa adquirir la capacidad de escalar las operaciones para poder gestionar convenientemente el tráfico y grandes volúmenes de datos. Es decir, antes de abrir las puertas digitales a las nuevas aplicaciones es necesario abordar un sendero de habilitación basado en la automatización, la orquestación y la digitalización de los procesos empresariales.

Los profesionales que ya trabajan bajo los parámetros de la transformación digital lo saben. En el estudio «El estado en la entrega de aplicaciones 2018 (SOAD)«, publicado recientemente, un 69% por ciento de los encuestados en la zona EMEA afirmaron que el principal beneficio que esperaban de la transformación digital es la optimización de sus TI, muy por encima de la ventaja competitiva (59%) o de la mejora de los procesos de negocio (49%).

Entornos heterogéneos

También tienen claro que el camino para conseguir esos beneficios es combinar la nube con nuevas arquitecturas de aplicaciones y la automatización de las TI. Más de la mitad (57%) de los encuestados en EMEA indican que están empleando la automatización y la orquestación de sus TI. Casi la mitad (48%) se están orientando hacia la nube pública a la hora de entregar aplicaciones, y el mismo porcentaje afirma estar cambiando la forma en la que desarrolla esas aplicaciones. Otro 43% declara que la transformación digital ha impulsado la exploración de nuevas arquitecturas de aplicaciones que incluyen tecnologías de contenedores y microservicios.

Lo interesante de decidir entregar aplicaciones desde la nube pública no es la decisión en sí, sino cómo se toma esa decisión. La mayoría (54%) elige el entorno cloud que considera más adecuado para cada aplicación. Es decir se estudia qué tipo de nube es más conveniente aplicación por aplicación. Solo en el 20% de los casos la decisión corresponde al directivo responsable de la línea de negocio.

Las aplicaciones no son islas

Sin embargo, a la hora de determinar dónde se debe implementar una aplicación es necesario tener en cuenta que más que migrar una aplicación, lo que se migra es una arquitectura. Es decir, las aplicaciones no son islas, sino que presentan dependencias de otras aplicaciones y de fuentes de datos. Todas ellas se protegen o se escalan a través de servicios de aplicación como Firewalls de Aplicaciones Web (WAF), por tecnologías de balanceo de carga, de gestión de identidades o por otra multitud de servicios. Cada organización utiliza diariamente un promedio de dieciséis servicios de aplicación diferentes para poder entregar sus aplicaciones correctamente.

Esa realidad conduce, inevitablemente, a la transformación digital hacia un entorno multicloud. Las aplicaciones son el centro de la revolución tecnológica. Es necesario entregarlas con rapidez, escalabilidad y eficacia, pero el entorno que podría resultar ideal para cumplir esos requisitos con respecto a una aplicación concreta, podría ser perjudicial para otra. Es por ello que cada vez veremos más operaciones en entornos multicloud, con los desafíos que también ello conlleva.

 

Álex López de Atxer es director general de F5 Networks en España y Portugal. Cuenta con una amplia experiencia en el sector tecnológico, anteriormente ocupó distintos cargos de responsabilidad en compañías como Arbor Networks, Juniper Networks, Nortel y Alcatel, entre otras. Álex es ingeniero de Telecomunicaciones por la Universidad Politècnica de Catalunya.

 

 

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