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Opinión

¿Qué desestabilizó los resultados de Microsoft?

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Inestabilidad

Microsoft acaba de reportar 22.100 millones de dólares en ingresos y 3.760 millones de beneficios en su tercer trimestre del año fiscal, que acaba en junio. A priori, parecen buenos resultados. La bolsa americana, en cambio, penalizó la cotización de Microsoft ayer, que decreció un 5,2%. Esta bajada es un terremoto en cualquier empresa cotizada, máxime en una tecnológica de éxito. Sin embargo, volviendo a los resultados, he de decir que no fueron buenos sino excelentes.

¿Por qué, entonces, los mercados de valores castigaron a Microsoft?

Hay una figura amorfa, meliflua, inodora, incolora, blandiblup, que muchos denominan “el consenso de los analistas esperaba que tal o cual empresa alcanzara tales resultados y, por el contrario, la compañía no ha cumplido expectativas”. ¿Hay alguien que sepa decirme quién o qué es el consenso de los analistas?

Buceando en Wall Street, donde voy de vez en cuando, he localizado con nombres y apellidos a los analistas que forman, no ya “el consenso”, sino los varios consensos de analistas que tienen siempre tan altas expectativas sobre los resultados que ellos mismos imponen. Como el que hace la ley hace la trampa, que dice el refrán, resulta que, del cumplimiento o no de dichas expectativas dependen muchas cosas, algunas esenciales, otras accidentales, que diría la teoría filosófica de Aristóteles sobre el ser de las cosas.

Entre las esenciales se cuenta, como ya hemos dicho, que una empresa se vea penalizada en Bolsa como le sucedió ayer a Microsoft. O que sean despedidas 7.800 personas con familias, como ha dicho Microsoft que va a hacer (recordemos los números de más arriba: tanto la facturación como los beneficios de la compañía son formidables). Eso es esencial. Lo accidental (es decir, aquello que no es periférico, no importante) es el bonus que cobran los analistas por “apostar” con sus recomendaciones que seguirán o no los traders de Bolsa. Estos últimos son otra figura interesante que vale la pena estudiar, aunque no en este artículo: me remito a que el lector vea las películas “El lobo de Wall Street” (Leonardio Di Caprio) y “La gran apuesta” (Christian Bale, Brad Pitt, Steve Carrell, Ryan Groslyn) para, con ejemplos que son reales, basados en libros del economista Michael Lewis, ver con asombro el “conchabeo” entre analistas financieros y traders de Bolsa…

He identificado varias agrupaciones de consensos de analistas, como si fueran un club de golf, una ONG o compañeros de promoción del instituto. Los más importantes e influyentes en Wall Street son los de Thompson Reuters, Bloomberg y The Wall Street Journal: cada uno de ellos tiene no menos de 100 analistas financieros, dependiendo del sector de que se trate.

El quid de la cuestión: los impuestos

En el caso que nos ocupa, concretamente estos “consensos de analistas” apostaban porque Microsoft obtuviera (siquiera levemente al alza) mejores resultados, aunque tampoco mucho mayores. Como no se cumplieron sus expectativas, castigaron a Microsoft. ¡Ah, mi querido amigo! Hete aquí, que diría don Quijote a Sancho, hay otra figura, en este caso nada ambigua y menos aún meliflua llamada “impuestos”. Desgraciadamente, en Estados Unidos, un analista puede saber mucho de Bolsa e ignorarlo todo de impuestos. Resulta que, sin entrar en demasiado detalle, Microsoft ha tenido que pagar, como consecuencia de un deferimiento de impuestos derivado de Windows 10, muchos más impuestos de los previstos. Los analistas ni lo olieron pero debieran haberlo identificado, es su labor. Verbigracia: de no haber tenido que pagar más impuestos, Microsoft no solo hubiera alcanzado los objetivos de los “consensos de analistas” sino que hubiera excedido con creces sus más altas expectativas. “Aquí está la cuestión, mi querido Watson”: en el pago de los impuestos.

Porque la evolución del negocio está siendo muy positiva. Más allá de los números, ya que tanto se habla de la crisis del PC, la unidad de negocio que agrupa el mundo del PC (Windows y Xbox) ha crecido un 1%. La madre del cordero está en la nube, donde Microsoft cierra su tercer trimestre con una facturación de 10.000 millones de dólares, tanto en el negocio corporativo, como en el de sistemas operativos para computación. El objetivo de la compañía es facturar 20.000 millones de dólares en cloud computing al finalizar el año fiscal de junio de 2018.

¿Sabían que hoy hay dos grandes jugadores mundiales en cloud computing? El primero es Amazon.com y el segundo es Microsoft. Quién lo diría, porque lo que uno tiende a pensar (junto con el “consenso de analistas”) es que la segunda posición la ocuparían compañías como Google, Apple, Facebook o Samsung, quienes, ciertamente, ocupan posiciones formidables en la nube, pero alejados de los dos primeros.

Si acaso, en el ámbito de los sistemas operativos, Apple con IOs y Google con Android presentan amenazas a Windows. Pero la implantación de Windows 10, lanzado en julio de 2015, está siendo incluso más exitosa que la que hasta ahora lo había sido, que es el formidable Windows 7. De hecho ha sido mucho mejor que la de Windows 8, 8.1 y 8.2, cito las tres porque, como ser humano, estoy sujeto a esa famosa ley que dice que los hombres y mujeres somos los únicos seres de la creación que tropezamos dos veces con la misma piedra y yo, con Windows 8, lo hice hasta tres veces…

Ya hay 270 millones de dispositivos que utilizan Windows 10 y el objetivo de la compañía es alcanzar en breve los 1.000 millones, cuando se renueven los contratos de licencias corporativas, sin desdeñar los servicios por suscripción en la nube del sistema operativo.

¿Qué decir de los ordenadores portátiles?

Microsoft tiene la suya propia, Surface, que es tableta y portátil, como los que ofrecen HP Inc., Dell, Lenovo, Apple, Acer, Toshiba y tantos otros fabricantes. Las ventas se han incrementado un 63%. Office 365, la gran propuesta de productividad de Microsoft tanto en el ámbito tradicional como en cloud, sigue siendo imbatible y ha crecido el 1%. SQL, en otro orden de cosas, continúa siendo para Microsoft “The King of Mambo”, aportando pingües beneficios y facturación. Cierto, la compañía pinchó con la telefonía móvil y la compra de Nokia fue un fiasco al que puso remedio muy rápidamente cerrando fábricas, reduciendo producción y, desgraciadamente, despidiendo a 12.500 personas.

Cada vez que hablo de despidos, me niego a referirme a ellos como “puestos de trabajo”. Eso es un eufemismo, son personas como usted y como yo. Otra cosa es que Microsoft, como Intel y HP hagan lo que sea menester, para seguir creciendo rentablemente. Incluso a pesar del consenso de los analistas…

jorge diaz cardielJorge Díaz-Cardiel. Socio Director General de Advice Strategic Consultants. Economista, Sociólogo, Abogado, Historiador, Filósofo y Periodista. Ha sido Director General de Ipsos Public Affairs, Socio Director General de Brodeur Worldwide y de Porter Novelli International; director de ventas y marketing de Intel Corporation y Director de Relaciones con Inversores de Shandwick Consultants. Autor de más de 5.000 artículos de economía y relaciones internacionales, ha publicado más de media docena de libros, como La victoria de América, Éxito con o sin crisis y Recuperación Económica y Grandes Empresas, Obama y el liderazgo pragmático, La Reinvención de Obama, Contexto Económico, Empresarial y Social de la Pyme en España, entre otros. Es Premio Economía 1991 por las Cámaras de Comercio de España.

Socio director general de Advice Strategic Consultants. Economista, Sociólogo, Abogado, Historiador, Filósofo y Periodista. Ha ocupado cargos de responsabilidad en empresas de comunicación, relaciones públicas y tecnología. Ha escrito más de mil de artículos de economía y relaciones internacionales y una veintena de libros.

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