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Comienza en Reino Unido el juicio en el que HP intentará demostrar que fue estafada por Autonomy

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Ocho años después, la tormenta. Comienza en Reino Unido uno de los juicios más esperados de la industria tecnológica: el que enfrenta a HP contra su «malquerida» Autonomy, por cuya compra desembolsó nada menos que 11.700 millones de dólares en 2011.

En el banquillo de los acusados se sienta Mike Lynch, ex-CEO de la que era una de las firmas tecnológicas británicas de referencia y a la que la multinacional americana, acusa de haberle causado pérdidas millonarias al falsear su precio de mercado. Tanto, que según indican fuentes especializadas en este caso, HP podría haber pagado hasta un 60% de más, sobre el valor real de una empresa que habría utilizado todo tipo de argucias contables, para pasar por lo que no era.

El juicio que en estos momentos se está está desarrollando en Londres, dirime únicamente la responsabilidad civil de Lynch, al que HP le pide una compensación económica de nada menos que de 5.000 millones de dólares. Su responsabilidad penal en cambio, que se traduce en una petición del fiscal de 20 años de cárcel, se verá en un próximo juicio que tendrá lugar en Estados Unidos.

Se espera que durante los nueve meses que dure el juicio en curso, pasen por el estrado de los testigos, los dos últimos CEOs de HP, Meg Whitman y Leo Apotheker. Otro de los testimonios más esperados será el de Cathie Lesjak, CFO de HP entre septiembre de 2007 y julio de 2018.

Posible extradición a Estados Unidos

¿Infló de forma artificial Mike Lynch la valoración de Autonomy con el objetivo de encontrar un comprador como HP? O si atendemos a la tesis de la defensa…¿Fue HP la que debido a su mala gestión, fue incapaz de integrar correctamente Autonomy en sus procesos de negocio y acabó por hundir la empresa?

Estas son principalmente las preguntas que se tendrán que esclarecer a lo largo del juicio. Por un lado, una HP que asegura que Lynch tenía un control desmesurado sobre las operaciones financieras y contables de Autonomy y que manipuló su contabilidad desde por lo menos el año 2009, para inflar de forma artificial su valoración final. Por el otro, un Lynch que afirma tajantemente que «después de una larga historia de adquisiciones fallidas, HP estropeó la compra de Autonomy y destruyó la empresa, buscando a culpar a otros de su fracaso.»

Con todo, el proceso podría dar un giro de lo más interesante si finalmente se confirman las sospechas: esto es, que en mitad del mismo Estados Unidos decida cursar una petición de extradición que pondría casi automáticamente a Lynch en otro banquillo de los acusados. Y es que aunque el ex-CEO de Autonomy está haciendo lo posible por mantenerse en suelo británico, lo cierto es que la «relación especial» que mantienen ambos países, da muchas facilidades para una extradición ipso facto.

Mientras esto ocurre, el juez también tendrá que tener en cuenta la propia demanda que ha interpuesto Lynch contra HP, a la que pide 160 millones de dólares por «el daño» que sufrió su reputación y que se tradujo en la huída varios inversores de su nuevo proyecto: su propio fondo de capital riesgo.

Autonomy: la empresa que casi acaba con HP

Poco, por no decir nada, queda de esa Autonomy que maravillaba al mundo al principios de la pasada década. La compañía británica fue de las primeras en ofrecer búsquedas sobre bases de datos de información no estructurada, o lo que es lo mismo, fue de las primeras que intuyó lo que vendría después: el Big Data.

Para ello utilizaba IDOL un lenguaje propio que permitía realizar búsquedas unificadas sobre información ordenada y no ordenada: documentos, datos variados en Internet, contenidos de redes sociales, voz y vídeo. Además vendía características tan interesantes como la posibilidad de realizar búsquedas semánticas, utilizando como inputs todo tipo de criterios. Para ello utilizaba más de 400 conectores provenientes de distintas fuentes de datos.

Con estos ingredientes, parecía totalmente comprensible que una empresa como HP que en 2010 quería diversificar parte de su negocio apostando por el software, considerase la adquisición con buenos ojos. Y es que como hoy recogen algunos medios británicos, Apotheker solía decir: «If Autonomy and more software isn’t the solution, what is the alternative?»

Tal vez no había otra alternativa, o tal vez sí. Pero lo cierto es que desde el día siguiente a la firma da la operación, Cathie Lesjak se convirtió en una de las primeras voces en denunciar en que había algo que no encajaba. Su advertencia llego eso sí, demasiado tarde.

Pocos meses después de aquello, HP cerraba su ejercicio fiscal declarando 12.650 millones de dólares en pérdidas, Apotheker pedía la cuenta y Meg Whitman subía al estrado con una situación sobrevenida que la llevaría dos años más tarde a dividir la empresa para salvarla. ¿Fue HP por lo tanto «timada» por Autonomy? Es algo que el juicio se tratará de demostrar. Pero incluso así, la falta de visión empresarial de los dirigentes de la tecnológica en aquella época, contribuyeron y no en menor medida, al desastre.

Periodista tecnológico con más de una década de experiencia en el sector. Editor de MuyComputerPro y coordinador de MuySeguridad, la publicación de seguridad informática de referencia.

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