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No es fácil tener un dron: legislación, seguridad e inversión

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Todos los agentes implicados en el sector de los drones esperaban con impaciencia la celebración del evento Global Robot Expo en Madrid, la semana pasada, para conocer cuál sería el desarrollo del marco normativo de la ley que entró en vigor en diciembre. Sin embargo, los asistentes se tuvieron que conformar con unas pinceladas del mismo que presentó Juan José Sola, presidente de AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea), ya que los grupos de seguridad que están elaborando esta guía aún no han terminado de definirla.

En junio del año pasado, las autoridades comenzaron el desarrollo de una ley que causó una gran expectación cuando por fin vio la luz, toda vez que aumentaba el número de escenarios operativos permitidos para estos dispositivos (volar de noche, en núcleos urbanos o más allá de la línea visual del piloto). Sin embargo, a día de hoy «los operadores aún no tienen información sobre qué tipo de aeronaves se pueden utilizar o no, las condiciones de seguridad específicas que se necesitan, así como las del escenario operacional para poder volar», nos contó Miguel Ladrón de Cegama, responsable del área de drones de GR-EX.

Unas especificaciones que urgen saber para poder hacer uso de esta normativa y en las que aún están trabajando un grupo compuesto de operadores aéreos, fabricantes de drones, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y escuelas de pilotos.

¿Estamos preparados para la nueva ley?

Los puntos claves de la nueva ley llevan «dando vueltas» varios meses, sin saber muy bien por qué se está demorando tanto su presentación en sociedad. Ladrón de Cegama nos reconoce que hay aspectos en la seguridad que aún no se han abordado del todo.

«Los aspectos de los paracaídas y los detectores de colisión son tecnologías que no están totalmente desarrolladas»

Así, los paracaídas tienen aún una tasa de fallo demasiado grande como para permitir un uso muy generalizado, mientras que los detectores de obstáculos no son lo suficientemente precisos y fiables. «Digamos que todavía no hay un sistema perfecto de seguridad y que, seguramente, vendrá de la integración de varios tipos de tecnologías: visión artificial, sensores de proximidad, radares y comunicación con los operadores de control de tráfico aéreo..». Es decir, un amalgama de sistemas que, al final, permitan volar los drones en espacios aéreos restringidos de forma segura y por encima de nuestras cabezas.

Ladrón de Cegama

Viéndolo así, nos preguntamos si los legisladores no se están precipitando un poco a la hora de establecer un marco normativo mucho más abierto y flexible que el anterior. Además, estas medidas de seguridad tan inmaduras chocan con el Plan Estratégico para el Desarrollo de Drones, presentado hace un mes por el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, quien prevé que un «crecimiento espectacular» para esta industria, hasta el punto de que se multiplique por más de diez el número de aparatos que surquen los cielos españoles.

Así que, no nos emocionemos. «Ahora mismo no se pueden volar drones por encima de ciudades, ni de noche. Cuando salga el marco normativo tampoco va a poder hacerse desde el primer día, sino que se tendrá que ver cada caso y coger un poco de experiencia para ver cómo se van desarrollando todas las operaciones«.

Aunque se prevé que 2018 va a ser un año muy importante para esta industria, y salvando las medidas de seguridad que acabamos de mencionar, la nueva normativa obligará, además, a los operadores realizar una serie de gestiones previas para aprobar sus actividades. Por ejemplo, tendrán que pedir un estudio de seguridad, autorización a AESA, que el piloto esté certificado como operador de dron, no transportar más de 10 kilos de peso y no volar a más de 120 metros de altura (para no entrar en conflicto con el espacio áereo de los aviones).

¿Qué pasará con los drones no profesionales?

Dependiendo del peso y el uso, hay drones recreacionales que se seguirán basándose en las normas del aeromodelismo, «que te permite el vuelo en ciertas situaciones, pero no en núcleos urbanos». La novedad con la nueva ley es que otros sí podrán hacerlo, teniendo en cuenta dos condiciones: que pesen menos de 200 gramos y guiándonos por el sentido lógico de seguridad, es decir, no poner a nadie en riesgo. En cualquier caso, estos últimos también tendrán sus límites: no volar por encima de personas o edificios, superar cierta altura (unos cinco metros), ni volar en zonas de proximidad a aeropuertos (lo que se conoce como zona CTR).

«Es cierto que hay muchos condicionantes pero, al final, se va a poder volar en ciudades y parques», matizó Ladrón de Cegama, quien también nos recordó que hay ciertas ciudades CTR, como es el caso de Valencia o Madrid, donde seguirá estando prohibido. «Pero en algunas poblaciones cercanas a estos núcleos urbanos sí será posible volar, teniendo en cuenta que sean drones muy pequeños, ligeros y con ciertas condiciones de seguridad».

Para quienes incumplan estas normas, AESA contempla cuantiosas multas de «varios miles de euros», como a las que se enfrenta una señora que voló un dron encima de un paso de Semana Santa y fue pillada por la policía con las manos en la masa. «Eso fue una barbaridad porque volaba por encima de la gente, poniendo en riesgo su integridad. El problema es que para ser sancionada la policía te tiene que coger con el mando en las manos y en el momento del vuelo».

«Tenemos una industria fantástica»

Europa también está preparando una ley sobre drones que afectará a todos los países de su influencia y que desbancará a las nacionales. Se espera que los borradores salgan en 2019 y su implementación tarde un par de años más. Conscientes de eso, la española se ha redactado de forma muy semejante a la comunitaria, de hecho, «mucho del trabajo que se está realizando aquí no solo sirve para la normativa europea, sino que se está utilizando para una futura normativa mundial».

Helicóptero

El directivo saca pecho por la industria nacional, «hemos hecho muy bien los deberes»; no obstante, desde que se aprobara el primer marco regulador temporal, en 2014, se han habilitado en España casi 3.000 operadores, 3.693 pilotos y 4.283 drones.

«Tenemos una industria fantástica que, con esta nueva ley, va a florecer si conseguimos que todos los actores que van a comprar plataformas aéreas en España se den cuenta de que el ingenio español está a la altura». 

Existen dos escollos en el camino, por una parte la falta de inversión y, derivado de esto, que el comprador se guíe más por criterios de calidad y no económicos. «Tenemos gente muy buena y muy capacitada, haciendo un i+D fantástico, tenemos productos que fuera se ven con muchísimo interés. El problema es que no podemos competir con lo que se está haciendo en el extranjero, no tenemos capacidad económica porque el i+D requiere una cantidad de dinero enorme y nuestra industria de drones, en muchos casos, está muy atomizada». 

Ladrón de Cegama cree que la misma empresa con la misma idea, pero en «Estados Unidos, Suiza o Gran Bretaña» conseguiría levantar muchísimo más dinero para hacer un i+D en condiciones, con los materiales necesarios. La misma queja de siempre que se arrastra en España y que afecta a la investigación y desarrollo de campos tan punteros como este que nos ocupa hoy. «Todo esto se suple con inteligencia, con una capacidad brutal para buscar proveedores a nivel global», pero todo esto tiene un precio (y no es económico).

La falta de inversión por parte de empresas y organismos en nuestro país beneficia a un mercado muy lejano pero bien conocido aquí: el chino. «Una spin off de la NASA levanta 10 millones de dólares y puede comprar los mejores motores del mercado y los mejores materiales para montar su prototipo, pero una startup española tiene que estar buscando proveedores en China, donde la calidad no es la misma que, por ejemplo, la de un fabricante de motores en Alemania. A la larga todo esto te puede dar problemas porque vas a necesitar más horas de desarrollo para ensamblarlo todo bien, y es uno de los problemas que estamos viviendo a nivel nacional».

Parece que la tendencia general ahora mismo es comprar «drones económicos que les solventen la papeleta«, pero esta situación podría revertirse en dos o tres años, cuando se necesite más calidad. «Posiblemente ahí veremos un mercado más maduro que ofrezca más opciones, más caras, pero mejores para prestar servicios específicos».

Como colofón a esta apuesta por el mercado español de drones, pedimos a Ladrón de Cegama que nos dijera sus preferencias a nivel de operadores y fabricantes, y así nos lo justificó:

  • Hemav (Cataluña): una de las empresas con mayor número de operadores de drones trabajando.
  • Alpha Unmanned Systems (Madrid): startup que fabrica helicópteros de control remoto, no tripulados. «Hacen un producto fantástico, con muy buena presencia internacional».
  • AIRK drones (Cataluña): uno de los fabricantes más flexibles del mercado. «Son capaces de adaptarse a cualquier situación y sacar todo tipo de soluciones con gran rapidez y fiabilidad. Están haciendo cosas que antes no se creía capaz de hacer«.
  • Quaternium (C. Valenciana): su producto estrella es un dron híbrido, mitad gasolina mitad eléctrico, con motor de combustión capaz de aguantar entre tres y cuatro horas en el aire, con cuatro motores.

 

 

 

Periodista especializada en tecnologías corporate, encargada de las entrevistas en profundidad y los reportajes de investigación en MuyComputerPRO. En el ámbito del marketing digital, gestiono y ejecuto las campañas de leads generation y gestión de eventos.

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