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En busca de la energía eficiente o la energía inteligente

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Cada 21 de octubre, se celebra en todo el mundo el Día del Ahorro de Energía con un doble objetivo: por una parte, que la sociedad reflexione sobre su consumo energético y, por otra, que adopte una serie pequeños hábitos que redundarán en el bien del planeta. Como ocurre en otros sectores industriales, la tecnología se está convirtiendo en un gran aliado de la energía para lograr esa eficiencia que todos buscamos.

Ya vimos hace unos días en el evento sobre Smart Energy, organizado por Executive Forum, que la reducción de emisiones y una eficiencia energética productiva y sostenible son los pilares fundamentales sobre los que trabaja la evolución de las nuevas tecnologías adaptadas al consumo. Para conocer proyectos concretos y las funciones que realizan herramientas como el Big Data en este importantísimo brazo económico, escuchamos con atención las ponencias del responsable de Marketing y Desarrollo comercial de Endesa, José Carlos Fernández Rey, (al que pudimos entrevistar en exclusiva) y Pedro Tejedor, responsable de Desarrollo de Negocio para el área de Energy Predictive Analytics en el Instituto de Ingeniería del Conocimiento (IIC).

A todo esto hay que añadir el esfuerzo de la administración para adaptar la normativa a las nuevas reglas del juego del consumo energético, a nivel corporativo. A finales de 2016 expiraba el plazo de adaptación del Real Decreto 56/2016, por el que se transpone la Directiva 2012/27/UE relativa a la eficiencia energética, y cuyo objetivo es promover el establecimiento de un marco normativo que desarrolle e impulse actuaciones dirigidas a la mejora de la misma en las corporaciones, a la promoción del ahorro energético y a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Quedan claras cuáles son las prioridades que organismos y empresas han de aplicarse si quieren que las infraestructuras puedan dar abasto, de una forma sostenible, a las nuevas necesidades que van surgiendo en la sociedad. Al mismo tiempo que se imponen estas iniciativas, y según el II Informe del Comportamiento Energético de las Empresas Españolas de Endesa, es vital un cambio cultural respecto a la energía que promueva un nuevo modelo energético, basado en la generación energética sostenible y en un consumo más eficiente y responsable. No obstante, según estas fuentes, si bien el consumo energético de la Unión Europea en 2015 fue de 80,5 Mtoe, un 18% inferior al del 2005, el de 2015 ha aumentado respecto al año anterior.

¿Qué estamos haciendo mal?

El sector que ha sufrido un mayor incremento del consumo ha sido el de los servicios que, según el informe de Endesa, ha aumentado en un 45% su peso entre los años 2005 y 2015, seguido del sector residencial, que ha subido un 19%. Esto justificaría que las políticas energéticas actuales se focalizaran en estos dos sectores como prioritarios.

Según la compañía española, es necesario que las empresas cambien su comportamiento energético para lograr un desarrollo sostenible y competitivo. De hecho, este vector debería ser considerado un parámetro de competitividad en cualquier planteamiento estratégico, para ello Endesa ofrece tres ideas:

  • La energía económica y limpia es la base de todas las actividades empresariales.
  • Las estrategias se basan en el ahorro de consumo de combustibles fósiles y la reducción de la dependencia de importación de recursos.
  • La mejora energética se observa como beneficio económico y aumento de la competitividad.

endesaSi estos ingredientes se mezclan con soluciones tecnológicas como Big Data, al final el resultado es el de una potente y atractiva receta llamada Smart Energy. «Se trata del uso inteligente de la energía para hacer cosas útiles, ya sea no dejarte una bombilla encendida o canalizar bien la temperatura de una habitación. No se trata de reducir necesariamente la energía, sino usarla bien», nos contó en exclusiva José Carlos Fernández Rey, responsable de Marketing & Commercial Development B2B / B2G en Enel X, de Endesa.

Al final, el objetivo de la compañía es que sus clientes pasen a ser algo diferente. «Que nos vean como un socio, como un partner que les ayuda a conseguir sus objetivos. Mostrar a nuestros clientes que su beneficio también es el nuestro y la relación comercial es ventajosa por ambas partes».

¿Qué hace inteligente a la energía?

Sobre el papel, hacer un buen uso de la energía o un uso eficiente (que, al final, es sobre lo que gira el término smart) supone la combinación de varios factores, en la que intervienen tanto el consumidor como la suministradora. En primer lugar, el usuario debe saber cómo consume, dónde tiene que consumir y cuánto; en segundo, ha de usar tecnologías adecuadas, equipos eficientes, bien gestionados operados y regulados. «En tercer lugar, se debe tener una medición continúa de los usos y costumbres para saber, en caso de que haya algún problema (como un parámetro que se desconfigure o alguna necesidad de adaptación en el proceso productivo o en los hábitos), que se pueda gestionar o arreglar para evitar las fugas», indicó Fernández Rey.

Por último, habría que darle continuidad a todo lo anterior. «La energía no es algo que cojo, lo miro, lo mido y lo dejo tal cual los próximos 20 años. Las tecnologías productivas se cambian cada año porque cada vez hay TI mejores y los propios procesos productivos de las empresas también evolucionan: las fábricas no siempre producen igual, el grado de ocupación de los hoteles no siempre es el mismo, como tampoco lo es la temperatura exterior. Todo se convierte en un ciclo virtual que hay que gestionar día a día. Esto diferencia a la transformación en smart energy y no solo en pagar facturas».

Todos los pasos anteriores pueden aplicarse tanto al consumo personal como a la de las empresas; no obstante, el concepto smart está más bien ligado al cómo y no al quién. Aunque los datos a nivel europeo arrojan un despunte en el gasto el año pasado, a nivel local, Fernández Rey cree que también existe un amplio grado de mejora en la empresa española, ya que estas han ido implantando medidas de eficiencia, aunque no en el grado en el que debieran. «Lo que sí se ve es que cada vez estamos más concienciados y hay pequeños grados de avance en el comportamiento y en las medidas implantadas. Vamos por el buen camino pero no a la velocidad adecuada».

Energía as a service

No es lo mismo energía que energía inteligente. Habría que diferenciar, por tanto, entre una máquina que produzca electricidad a una gestión eficiente de esa electricidad. Intervienen tecnologías distintas, ambas necesarias, pero tan diferentes como la noche y el día. Más allá de los aparatos que nos permiten disfrutar de gas, luz o agua, lo que los hace ser inteligentes son los datos (el Big Data) y, por extensión, en Internet de las Cosas.

Estas dos tendencias son las que están revolucionando este sector tan potente en nuestras vidas y en nuestra economía, tanto que, compañías como Endesa están centrando muchos de sus servicios en mejorar algo tan poco relacionado con el producto final como es la gestión de los procesos internos de las empresas. «Analizamos cómo te estás comportando, identificando dónde eres mejorable. Vemos a muchas empresas, conocemos los procesos, proponemos las mejoras y ayudamos a su implantación, haciendo seguimiento«, nos contó Fernández Rey, acuñando un nuevo concepto que nos suena ligeramente familiar: energía as a service.

Al final todo esto genera información, como indicó durante su intervención Pedro Tejedor, del IIC. «En los últimos dos años se han producido más datos que en toda la historia de la humanidad, cada segundo producimos millones de ellos«. Y su gestión nos puede ayudar a convertir la realidad, o en este caso la energía, en algo distinto.

Porque es el valor de esos datos lo que va a hacer cambiar las cosas, «podemos tener muchos datos y muy variados, pero la mayoría de ellos no sirven para nada sin sacarles el valor», indicó Tejedor. Pero, ¿cómo encontrar ese valor para el negocio o para la vida? Existen una serie de pasos que comienzan con entender el problema, pasando por hablar con los expertos, encontrar qué fuentes de datos hay, construir los algoritmos que van a extraer ese valor y, por último, implantarlo en el negocio. «A lo largo de los años hemos visto que esta metodología es simple pero funciona muy bien».

Tipos de analítica y su aplicación al campo energético

El negocio energético, como cualquier otro, necesita poder anticiparse a lo que va a pasar para rentabilizar sus recursos y dar un servicio óptimo. Esta especie de «bola de cristal» la encuentran en la analítica predictiva, paso previo a la hora de tomar la decisión correcta (o lo que es lo mismo, aplicación de otro tipo de analítica, la prescriptiva). No hay que olvidar que se trata de operaciones donde las empresas se juegan muchísimo dinero en cada paso. Por ello, es necesario utilizar un tercer tipo de analítica, la descriptiva de la realidad del mercado en el que se mueven.

Según un informe de Gartner, la descriptiva es la analítica que más se hace actualmente a nivel mundial (no obstante, fue la primera en aparecer), mientras que la predictiva está creciendo aunque «es la más difícil de hacer«. Esta labor es tan importante porque las energéticas pueden predecir y optimizar su producción, detectar más fraude, conseguir un mejor funcionamiento de las máquinas, reducir del precio de las averías y, sobre todo, adaptar la generación de energía a las necesidades de la demanda.

Sin embargo, como ocurre en muchos otros sectores, el talón de Aquiles del desarrollo de negocio es la falta de talento. El energético es especialmente deficitario en científico de datos, según Tejedor: «esto significa que estamos en un entorno al que todavía le falta mucho por avanzar en la extracción del valor de los datos. Los que conocemos el negocio de las eléctricas sabemos que se lo piensan todo mucho, tienen gran cuidado a la hora de tomar decisiones en su negocio porque está muy asentado, pero que, cuando cogen carrerilla, corren mucho«.

energia eolica

Proyectos a desarrollar usando Big Data

1 – Renovables

Una de las principales áreas energéticas que se ven especialmente beneficiadas con el Big Data es el de las renovables. «No podemos controlar el viento, que sople o deje de soplar, pero podemos predecirlo. Llevamos ya muchos años intentando saber cuál será la producción eólica y hemos conseguido llegar a unos niveles de afinamiento tales que ahora esta energía ha conseguido entrar en los mercados de ajuste, es decir, que tenemos una visión muy fina de lo que va a pasar en las próximas horas».

A través de sistemas automáticos de predicciones de producción se miden y cruzan datos de los molinos de vientos, generando unas conclusiones que son utilizadas por los agentes de las renovables para poder ir al mercado y vender su producto; además, es lo que necesitan compañías como REE para poder hacer su tasación.

Otra opción es cruzar los datos anteriores con las predicciones de otras empresas, generando lo que se denomina «una combinación de agentes», consiguiendo una precisión mayor para que la energía eólica sea «lo más beneficiosa posible para todos«.

2 – Detección de fraude

Hasta ahora, para localizar las irregularidades, las energéticas se ayudaban del cruce de diferentes variables numéricas para dirigir campañas de inspección a diferentes sectores. «Con el nivel de fraude que hay hoy en día, este sistema se antoja carísimo e inabordable, además el resultado en cuanto a detección de fraude deja mucho que desear«, indicó Tejedor.

Por eso, es necesario un sistema más eficaz, para «dar más en la diana«, a través del juego de varias analíticas.

3 – Predicción de la demanda

Como hemos visto antes, los datos nos pueden dar predicciones aproximadas sobre lo que va a pasar, algo muy útil para hacer una producción eficiente de la energía. En el corto plazo, esto puede ayudar a hacer una tasación ajustada a la oferta y la demanda, sabiendo de antemano cómo se va a balancear el mercado. «A día de hoy, nos movemos entre una tarifa de tiempo de uso y una tarifa horaria. Para las empresas puede ser muy útil tener una visión horaria en el tiempo de lo que va a pasar«.

A largo plazo, también se obtienen beneficios, ya que las compañías de generación y distribución de energía necesitan saber qué va a pasar para construir una red que nos dé servicio a todos. «Para lograr esto hay que trabajar mucho, ya que cada vez se usa más electricidad y, en algunos puntos, nuestra red está llegando a la saturación«.

4 – El vehículo eléctrico

Ante la más que probable popularización del coche eléctrico a medio plazo, las energéticas tienen que estar preparadas para un aumento de la demanda de suministros. Aunque algunas ya están probando con diferentes tarifas, lo cierto es que aún no saben cómo gestionar esa electricidad. «Hay que prever con antelación cuánto se va a consumir, qué demanda va ha haber para evitar la saturación de la red».

Al final, y frente a los beneficios de este nuevo medio de transporte, la infraestructura se va a ver afectada «gravemente«, necesitando unos mecanismos de precisión muy certeros para que esto funcione y no haya problemas.

5 – La evolución del IoT

El Internet de las Cosas, además de conectar objetos, es una gran fuente de recopilación de información, algo que no pueden pasar por alto las empresas energéticas ya que, gracias a ellos, de nuevo, se va a conseguir «un control más exhaustivo sobre el consumo y la producción».

El uso de beacons, drones, etc.. está entrando por la puerta grande en empresas de todos los tamaños porque marca el camino para la eficiencia energética.

Conclusiones

El peso que la energía tiene en la economía de cualquier país, ya que es un pilar básico tanto en el hogar como en la industria, la hacen especialmente interesante para aplicar soluciones tecnológicas que la hagan más eficiente. Bajo el paraguas del concepto Smart, empresas y consumidores deben caminar juntos en aras de equilibrar oferta y demanda, lo que redundará en beneficios para todos: disfrutar más de la energía, evitar la sobrecarga de la red y reducir costes innecesarios.

El Big Data y la analítica, apoyados por hardware como los sensores de IoT  y los drones, son factores claves para lograr una energía más inteligente, ya que son capaces de predecir cuándo, dónde y cuánta se va a necesitar, permitiendo el desarrollo de energías más limpias, como las renovables y haciendo frente, sin problemas, a desafíos como el que planteará, dentro de muy poco, el uso masivo del coche eléctrico.

 

Periodista especializada en tecnologías corporate, encargada de las entrevistas en profundidad y los reportajes de investigación en MuyComputerPRO. En el ámbito del marketing digital, gestiono y ejecuto las campañas de leads generation y gestión de eventos.

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